Nos faltó saber lo que ignorábamos y no hablo de sabiduría, era más una cuestión de conciencia, faltó la similitud en lo irrelevante, omitir silencios, discutir posturas, predicarnos los credos ocultos y personales, enfatizar las verdades para que mitigaran las dudas, hacer cómicas las mentiras para reducir ambiguedades, enternecernos en las realidades dormidas, nos faltó tiempo, pero sobre todo faltamos ambos, eramos tanto… y viéndolo hoy, fuimos solo ese poco.
Siempre sobró el orgullo, sobraron respuestas a medias, dudas y complejos, intentos de brindar por ser felices, sobró reconocernos, sobró la distancia y promesas que en otro tiempo tenia sentido cumplir, sobraron ideas, soledades paralelas y muchos recuerdos, vividos e imaginados, sobró la nostalgia de postponer el soy feliz, sobraron reflejos, siluetas, visiones y una almohada en la cama, sobró la tinta y el papel en blanco y concluyendo y desde mi perspectiva me sobró amor.
Me dispongo con letras a pagarle la deuda al tiempo y a la memoria, firmar una paz con el recuerdo, quitarle virtud a esta tristeza, clausurar los pasadizos mentales hacia ti, terminar la espera, encaminarme a la salida, ponerle el punto final al capítulo de esta historia.
Sobra el tiempo cuando falta un adios, tiempo suficiente para redactar las listas de faltantes y sobrantes que surgen como anhelo de reducir las distancias y que al final se convierten en el legado de un amor.
Sobró la vida y ya no falta un adios.
Foto: Brandon Lopez