Dice el dicho
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda
refiriéndose, entre otras cosas, a las apariencias, a “la seda” y a “la mona” y al peculiar mecanismo interpretativo y de valoración que juega a la carrera de los estímulos, ¿cuál llegará antes a la conciencia? ¿será “la seda” del vestido? ¿o “la mona”? ¿o “la mona” vestida de “seda”? ¿o el hecho de que “la mona” haya elegido “la seda” para vestirse y con esto verse no cómo “la mona” sino como alguien que se viste de “seda”?
¿Cuál es la primera impresión consciente? ¿y la segunda y subsiguientes? ¿cuál es la última? el punto al que me refiero no es acerca de los estereotipos y el prejuicio sino sobre la gama de posibles perspectivas que la atención y el análisis posibilitan, seguramente no es eficiente y práctico pero eso también es por costumbre.
Al final es cuestión de mensajes, el lenguaje y sus símbolos, el emisor y el receptor, intenciones e inferencias y adelante…
…y si decidís saltar: te espera otra orilla llena de espejos rotos, espejos que son añicos de vidrio y a veces también de memorias, llenas de un pasado propio pero hijas de un presente vivo y latente fraguado en intenciones ajenas, que con un poco de atención muy pocas veces resultan extrañas. Arena, arena, arena, como la propia pero de otro reloj…
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